Capítulo 4

    Two womens, a men, a problem. 





  Despertar junto a Alison era una de las sensaciones más bellas existentes en este mundo, su cabello desparramado en la cama y su cara recostada en mi pecho era una imagen que jamás borraría. Estaba quieta, con la respiración tranquila y su cara de ángel tan apacible como siempre. Dormida era aún más bella, por que no estaba gritando o diciendo todo lo que tenías que hacer. Aunque incluso esa pequeña locura y estructura suya lograban volverme loco. Supongo que cuando uno esta enamorado ama los defectos y virtudes de la otra persona, me animaba a decir que yo estaba enamorado. 

-Hey, creo que deberías despertar...-Le susurro. Ella voltea y sonríe de lado.

-Buenos días.-

-No hay modo de que no sean buenos cuando despierto contigo.-Su sonrisa crece más.

-De seguro le dices eso a todas...

-Claro, mamá y Amy están encantadas.-Bromeo arqueando una ceja, ella me abraza reprimiendo una risita y cierra sus ojos mientras bosteza. 

-Estoy cansada.

-Duerme un rato más, pero son casi las diez.-Sus ojos se abren de repente.

-No, no, mierda, la reunión.-Sale corriendo tropezando con prácticamente todo y toma su ropa, tirada en el piso, me levanto y la tomó de la cintura.

-¿Puedes tomarlo con calma?-Beso su hombro, su cuello y subo a sus labios.-No llegarás si te apuras tanto. Vístete y te llevo.-Ella sonríe y suelta el aire, intentando calmarse.

-Gracias.

  Busco en mi cajón un pantalón y una camiseta, me coloco mis vans y peino un poco mi cabello. Estoy absolutamente listo. No necesito nada más, cuando ella salé del baño (Muchos minutos después, debo decir) El desayuno ya esta listo, comemos juntos sin apurarnos demasiado, me lavó los dientes y luego salimos hacía la reunión que yo no sabía que ella tenía. 

-Voy a llegar tarde.

-Llegarías tarde de todos modos, sólo tardamos 15 minutos. Créeme, si ibas toda apurada tardaría más.-Ella rueda los ojos, sonrío y pongo mi mano en su rodilla.

-¿Quieres calmarte?-

-Bien.-

  Sonríe, usualmente yo soy más alterado que ella. Pero esta mañana se despertó del todo acelerada. La dejo en su departamento para que pueda cambiarse de ropa, y aunque insisto en llevarla a su reunión se rehúsa. Supongo que quiere pensar en lo que paso. Yo también debería, pero creo que pensar en el amor es algo tonto.

  El amor simplemente se siente. 


         *          *           *        *        *       *

 El despertador suena 3 veces, tomo el teléfono y lo apago. Necesito dormir un rato más, miro la hora, 7:30. No es tan tarde, ellos me esperarán hasta las 8:45. Mi primera entrevista de trabajo en 3 años, sin dudas estoy nerviosa. 

 Obligo a mi cuerpo a levantarse como sea y voy hacía la ducha, hace frío, puedo sentirlo aún dentro de mi departamento. Necesito comprar una estufa, cuando tenga dinero, claro. 

  No tengo ropa formal, así que trato de verme lo mejor que puedo con lo que hay ahí. Un jean azul, el único sin cadenas, una camiseta blanca con un dibujo de un cisne - Sigo preguntándome como llego aquí.- Y unas botas cortas, es todo lo que puedo hacer. Aliso mi cabello para que no se vea tan esponjoso como acostumbro. Necesito parecer una persona decente. 

  Tomó la bicicleta y bajo del edificio con algo de esfuerzo, me cuesta pasarla por las escaleras. La señora del piso de arriba me mira mal, ella no cree que yo merezca vivir aquí a pesar de que jamás he molestado a nadie. No me detengo a saludar, me subo a mi bicicleta y me alejó a toda prisa. Necesito llegar pronto. 

   La oficina a la que debo presentarme es amplia e intimida con solo verla, la gente que entra o sale de allí esta vestida formalmente y lleva portafolios, anteojos y zapatos caros. Yo tengo mis vans, mi bicicleta y mi cartera. Incluso dudo que a alguno de ellos les falte un Audi.  

    "Ellos son exitosos, jamás entrarás a un lugar así" 

 Mi conciencia no ayuda de mucho, pero entonces replico: Me consiguieron una entrevista allí, mi curriculum es impresionante, me gradúe con las mejores notas e incluso conozco a muchos de los empleados de allí. Aunque no quiero encontrarme con muchos de ellos. 

 Me digo a mi misma que puedo, aunque haya otra voz que insista "Claro que no", entro y me dirijo inmediatamente a la oficina de recursos humanos, donde una tal Andy debe atenderme. La gente se me queda viendo, seguramente mis fachas no son adecuadas para un lugar tan impresionante. Me acercó a la recepcionista y pregunto por la mujer que va a atenderme. La joven me mira de arriba a abajo, debe tener mi edad aproximadamente, es rubia y alta, tiene ropa cara. Puede verse a kilómetros. Saca el lápiz de su boca y pregunta si tengo cita, le respondo que sí de mala gana. Suelta un poco de aire, frustrada, y me indica de mal modo que me siente. Obedezco, tratando de mantener la mirada asesina dentro de mí. No quiero causar mala impresión a nadie, ni siquiera a la recepcionista. 

 Luego de cinco segundos al teléfono la rubia me indica que entré, que Andy va a recibirme. No entiendo por que Amy no fue capaz de darme su apellido, o su nombre completo, no sé como dirigirme a ella. "Andy" suena muy familiar, y no quiero parecer descarada. Incluso sé que olvide como ser cortés. Respiro y entro. No puede ser tan malo.

-Buenas tardes, soy Andres Henrie, un placer.-Se presenta antes de que yo pudiera decir una palabra, no me mira  a los ojos, esta inmerso en sus papeles. Resultó ser que "Andy" es un chico, de no más de 25 e increíblemente guapo. Intento controlar mis hormonas, este hombre es el encargado de darme o no un trabajo, debo portarme bien si quiero durar aquí.-La atenderé en un segundo, siéntese.-

 Obedezco, por qué no es como si tuviera otra opción. Miró la oficina para no mirar al chico de enfrente, es un lugar amplio, con ventanales que cubren dos de cuatro paredes de techo a piso, dando paso a una vista panorámica tan impresionante como escalofriante.  Las paredes restantes son de color salmón, no hay muchos toques personales, tan sólo dos cuadros familiares y un diploma de universidad. Andy deja de ver sus papeles y clava sus ojos en mí, sonríe. 

-Ustedes debe ser Mariana Esposito ¿Verdad?-Estoy nerviosa, todo en mi interior se mueve, sé que necesito este empleo. Pero no creo que esa sea la razón, la razón en realidad esta justo en frente de mí. Sus ojos grises impactan en los míos haciéndome temblar, sus labios forman una sonrisa sensual y armoniosa. 

-Si, soy yo.-Respondo con una media sonrisa.-Vengo de parte de ...

-América.-Me interrumpe.-Lo sé, es gran amiga mía y me ha enviado siete, no espere, ocho mensajes para saber como fue todo. Estaba ansioso por conocerla.-Una sonrisa tímida se escapa de mis labios.-Bueno, bien, Mariana... Lo primero que buscamos en esta empresa es seriedad, compromiso, puntualidad, pulcritud, capacidad y honestidad. Si puede cumplir con esos requisitos no creo que haya problemas.

-No se preocupe, señor. 

-Bien, inspeccione su curriculum.-Dice ojeando la carpeta que le deje.- Impresionante, notas altas, recomendaciones esplendidas, graduación en el mejor colegio del país y logro una beca en una de las mejores universidades, pero, abandono ¿No es así? ¿Por qué?

-Bueno, me fui de la casa de mis padres y no tenía dinero... La universidad requiere dinero.-Él asintió y me inspecciono con su mirada.

-Vaya que sí, lo requiere.-Suspira.-Pero la mayoría de las personas que solicitan trabajo aquí tienen una, y aveces más, carreras universitarias terminadas. Lamento decirlo, pero me costaría mucho darle un empleo aquí. 

-Es que, realmente necesito trabajo, de lo que sea...-Jamás me vi a mi misma suplicando por nada, pero en este momento estaba desesperada.

-Escuche, señorita Esposito, estoy necesitando una persona que me ayude en mis quehaceres domésticos.-Me sentí humillada.-No quiero enviarla a casa sin un empleo, pero eso es lo máximo que puedo ofrecerle. 

-Bueno, creo... Supongo que esta bien, necesito hacer algo.-Estaba a punto de llorar, pero aún me quedaba suficiente orgullo. Él me tendió su tarjeta.

-La llamaré en estos días para que arreglemos un horario.

-De acuerdo.-Tomé mi bolso y salí de allí rápido. 


 No había estudiado toda mi vida para terminar limpiando pisos que no fueran los míos, no había tenido un promedio 10 toda mi adolescencia para que alguien me dijera que no estaba capacitada. Yo era una persona muy inteligente, y no podría progresar si lo único que escuchaba todos los días era "El baño necesita asearse" o "Los pisos no están brillando" 

  El poco dinero que tenía se había acabado, Santanna no estaba, necesitaba comer algo y necesitaba dinero, debería conseguirlo como fuera. Andres, me niego a volver a llamarlo Andy ahora que sé que es un hombre,  podría haberme ofrecido algo mejor. Pero para él todo lo que yo valía era eso.

  Subí a mi bicicleta y comencé a alejarme, eran casi cuarenta cuadras hasta mi apartamento, pero el bus me producía mareos desde que era pequeña, mi estomago y mi cabeza comenzaban a sentirse pesados y sentía la necesidad de bajar, en ese sentido, mi bicicleta era siempre una mejor opción. Si me importara podría decir que también era más ecológica, pero, realmente no me importa. 

   Tengo treinta dolares en el bolsillo y mi estomago chilla, así que paró a mitad de camino y entró en un bar, reprimo las ganas de llorar una vez más, tomo una mesa al final de todo y finjo que soy fuerte. El lugar es bastante lúgubre, las luces estaban bajas y las paredes eran negras, había poco más de diez mesas, de las cuales solo cinco estaban ocupadas, no había muchas ventanas y una sola puerta. Entre los pocos clientes que había no se podía observar ningún rostro infantil o juvenil, todos eran adultos, y todos parecían frustrados. No había barra, pero si muchos tragos. 

   Un camarero se acerca, con su traje bastante desarreglado, y le pido un café. Asiente y se va, sacó el libro "Looking for hope " desde que me lo trajeron avance unas 159 páginas, de 500, es un libro bastante amplio para mi suerte. Me contendrá por un tiempo, y luego pasaré a releerlo obsesivamente y rogando que haya un tercero. 
  

       "Ella estaba parada frente a mí, sus labios eran aún más sensuales de lo que yo recordaba, sonríe y el mundo se pone de cabeza. Trato de que mi mente deje de jugar en mi contra y la miro de mal modo, estoy molesto, y ella lo sabe. Mueve sus manos de forma inquieta en mi escritorio, un sonido perturbarte que aún no puedo olvidar. Saca un cigarrillo de su bolso. "No sabía que fumabas" espetó. "No lo hago" contesta, y lleva el cigarro a sus labios. No lo entiendo pero no pregunto, suelta el humo en mi cara. "¿Me hiciste venir solamente para mirarme en silencio?" Pregunta de un modo distante, jamás la escuche así, tan ... Fría. "No, te traje aquí para que me expliques muchas cosas, entre ellas, ¿Por qué huiste de mí con mi hijo en tu vientre?" 


    Sé que mis ojos se salieron de mi rostro ¿El pequeño Luke hijo de Luke? El camarero deja un café con dos medialunas en la mesa, le sonrío en agradecimiento y pregunto cuanto es.

-Veintisiete con ochenta.-Sacó el dinero que tengo y pago, se aleja y vuelvo a mi lectura. Estoy inquieta, eso no puedo quedar así.


     "Sus ojos ya no están apacibles como hace un instante, ahora navegan inquietos buscando un refugió. "¿Cómo sabes eso?" La miro duramente, intentando que sus muchos encantos no tengan efecto en mí. Ella no es la niña de la que me enamore, es una mujer provocativa que esta al tanto de sus virtudes con los hombres, aún cuando quiere fingir que no. "Lo supe poco después de que te fuiste, olvidaste que tu hermana era amiga mía. ¿Vas a negarlo?" Sonríe "No lo haré, pero eso no cambia nada. Luke es mi hijo, y de nadie más" Se levanta apaga el cigarrillo en el suelo de mi oficina y se va" 


    Definitivamente tengo que matar al hermano de mi mejor amiga, no es posible que juegue con mi corazón de ese modo. Cierro el libro, por que quiero llegar a mi casa para leer  tranquila,  y por que no quiero manchar este con café. Saco de mi bolso un bolígrafo y un anotador que llevo a todas partes y dejo volar mi imaginación. Usualmente escribo lo que vivo, para mejorar mi narración. Planeo algún día ser una gran escritora, y creo que si no hubiese abandonado todo, podría haberlo logrado.

  De pronto lo que comenzó como una anécdota de lo que había pasado en mi día se convirtió en una suerte de comedia romántica, mi imaginación se dejo llevar y cambio los hechos por dichos en un instante. Siento la silla de mi mesa chirriar, alzo los ojos creyendo que alguien la estaba cambiando de lugar y me quedo pasmada.


  Mi más gran ídolo esta sentado frente a mí, sonriendo y con una copia de su propio libro en su mano. Los nervios se apoderan de mí, y me pregunto si no estoy soñando.


   Continuará...