Capítulo 29

 Pesadilla. 





 Mis ojos se abren en medio de la noche, y sé que todo lo que paso fue solamente un sueño porque estoy sola. Y no se supone que debía ser así, siento un nudo punzante en mis estomago y terribles ganas de llorar porque quiero volver a dormir y seguir soñando, imaginando que todo aquello fue real. 

—¿Lali, estás bien?-Pregunta la señora Garcia en mi puerta.—¿Estabas gritando? 
—Solo una pesadilla.-Convezco a la mujer con una media sonrisa.—Realmente lo siento. 

 No hay futuro para alguien como yo, solamente puedo esperar a que la señora Garcia viva mucho tiempo más para tener un techo y cariño asegurados, la mujer me responde con una preocupada mirada pero sale dejandome en privado. ¿Universidad y un escritor a mi lado? Eso si que es soñar demasiado.

  Me levanto de la cama y me quito la pijama para entrar al baño, siento la voz de Max en la cocina pero no estoy segura de poder lidear con él justo ahora, porque me ha estado ligando pero aunque es muy lindo no estoy interesada. No volveré a meterme con una persona de un mundo tan diferente al mio nuevamente, no permitiré que nadie me humille, no quiero siempre estar sintiendome poco al lado de la persona que debería hacerme sentir en el cielo. 

 ¿No se supone que debería ser feliz porque soy libre, tengo un techo y como cada día? ¿No se supone que soy afortunada? ¿No se supone que debería estar sonriendo? 

  Últimamente aprendí una lección importante, no, no debería ser feliz. Eso no existe, no solo para mí, para nadie. Ninguna persona en ésta tierra lo es, ocasionalmente se encuentran felices, pero no es lo mismo. Nadie puede vivir una vida con una sonrisa, al menos no una real, nadie puede decir que no tiene un problema por el que preocuparse, nadie que te diga que es feliz sabe realmente lo que es la felicidad. Y lo aprendí por las malas, en ésta vida de mierda.

   Mientras el agua cae sobre mi cara siento como todo comienza a derrumbarse, porque aún no encendí la ducha y ya estoy llorando. Necesito huir de ésta realidad, y buscar algo que me proporcione aunque sea una felicidad momentanea. 

    Comienzo a pensar en mi sueño de manera inevitable, ¿Por qué iba él a escribirme un libro? ¿Por qué iba a elegir a los actores que yo escogí para su gran día? ¿Por qué iba a dejar todo por mí? Nada de eso tenía sentido, esto no es una cursi novela donde todo sale bien al final. Quizás debería darme por vencida, enviar al carajo a todos y probar suerte en otra vida. A lo mejor la única solución ahora es tomar la cuchilla y desaparecer para siempre. 

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—Peter, debes levantarte.—Oigo que alguien me dice, pero no quiero, no quiero abandonar mi sueño, no quiero abandonarla a ella.—Dios mio, ésto huele horrible ¡Alza tu cabeza y limpia ahora, jovencito! 

—Mamá ¿Qué haces en mi casa?

—¡Intentando solucionar el desastre en que tu vida se ha convertido! Entiendo que estuvieras mal al principio, pero ya han pasado varias semanas, debes superarlo, niño. 

—No puedo.—Lleve mi cabeza contra la almohada.—Soy una mala persona, una muy mala persona, y es todo mi culpa. No puedo culpar a nadie, no puedo odiar a nadie salvo a mí. Todo lo cause yo.

—Oh, bebé, sé que esa...chica era importante para ti, pero ¿Sabes qué? No lo vale, ella es diferente, siempre iba a sentirse fuera de tu mundo porque aunque quisieras jamás hubiese estado cómoda con tu vida. Tú siempre fuiste un niño bien, tuviste dinero toda tu vida y no tienes una idea de lo que ella ha sufrido. 

—Mamá, ella no es como todas. Ella es real, sabe lo que es sufrir y sale con una sonrisa a pesar de todo cada día.—La mire a los ojos, se veía tan triste, y nuevamente yo lo había provocado. 

—¿Entonces? Sal de esa cama y vé por ella. 

—Ya lo intente, y no funciona, ya no me quiere y la comprendo.

—¡Intentalo de nuevo! ¿No lo entiendes todavía? No se trata de fallar o lograrlo, se trata de persistir y saber siempre levantarse a pesar de todo. 

—Lo sé pero... 

—¿Puedes hacerme caso por una vez en tu vida? Ve. 


  Negué con la cabeza y me levante de la cama.

—Sí, iré, a tomar una ducha porque apesto. Mamá, esto no es una telenovela. 

—¡Estoy segura de que todo el mundo dice eso diez mil veces al día! ¿Sabes por qué no es una telenovela? Porque ustedes son dos cobardes que no quieren que lo sea, vé, buscala, besala bajo la lluvia o arrojale piedras a su ventana: Has que te ame, porque no lograrás nada aquí deprimido. O vas y la recuperas, y o la olvidas y te calmas, pero no te quedes pensando en lo que podrías haber hecho porque no servirá de nada. 

   Suspiré y entre al baño, ella tenía razón, pero no conocía toda la historia. No podía aconsejarme sin saber todo por lo que yo había pasado. No sabía absolutamente nada de nosotros.