domingo, 8 de marzo de 2015

Capítulo 22

Una sorpresa inesperada.





 La señora Garcia parecía de muy buen humor aquel sábado, aunque no se podía decir lo mismo de mí. Moría de calor y llevaba camiseta larga para ocultar mis vergüenzas, había despertado media hora antes para ordenar el cuarto que generosamente me había cedido y luego comencé a limpiar en su casa.

-Bien, si comenzarás a vivir aquí tus responsabilidades crecerán.-Había dicho la señora Garcia en un tono casi maternal, con una sonrisa tibia que me hacía sentir en casa.-Deberás cocinar y hacer las compras, yo ya no puedo hacer eso, mi cuerpo está cansado.

 Y el mio, y eso que solo tengo 23.

-¿Te parece bien?

-Haré todo lo que me pida, señora Garcia, realmente me saco de un apuro.

-¿Por qué no te cambias niña? Hace demasiado calor para que tengas esa remera tan larga.

-No se preocupe, estoy bien.-Le sonrío, y ella parece feliz con esa respuesta. Tomó la aspiradora y comienzo con mi trabajo en la cocina.-¿Qué quiere comer hoy?

-Bueno, te daré la dieta que mi doctor me asigno y tú eliges ¿Te parece?

-Si, claro.

-Bien, te dejé el dinero en el mostrador, cuando termines ve a donde quieras.

-Muchas gracias, señora Garcia.

-Llámame Esther niña.-Le sonrío.-

-De acuerdo, gracias, Esther.

    La mujer ríe y sale de mi campo visual mientras yo intento investigar que hacer para cocinar, porque es de común conocimiento que no soy muy buena en ese campo, sin embargo quería hacer lo mejor posible por ella. Después de todo hacía de todo por mí.

-¿Hola?-Oígo detrás de mí, me altero y giro. No es una voz familiar. Una sonriente cara me mira desde el otro lado del mostrador, entre la sala y la cocina, le sonrío de vuelta.

-Si, ¿Necesita algo? ¿Está buscando a la señora Garcia?

-No, de hecho acabo de verla hace pocos segundos, no te preocupes por eso. Vine a conocerte, soy Max, soy hijo de Esther.

-¿Vives aquí?-Cuestione nerviosa, no sabía que debía compartir la casa con alguien más que la mujer.

-No, no, solo vengo entre semanas, un gusto...

-Lali.-Complete mientras frenaba mi labor con la escoba.

-Bueno, es un placer...

    La señora Garcia apareció del otro lado de la sala con un paquete, y ambos se fueron rápidamente sin decir una palabra, parecía que él iba a quedarse por aquí algún rato.

  El timbre sonó.

-¡Lali, atiende por favor!-

-Enseguida.-Dejó la escoba y fue hacía el portero electrico, toco el botón y respondió.

-¿Hola?

-Sí, necesito hablar con la señorita Mariana.

-¿De parte?

-Soy Peter Lanzani.

-Lo siento, no se encuentra.-Respondo nerviosa.

 Él no debe estar aquí.

 Él debía desaparecer.

-Lali, puedo reconocer tu voz ¿Quieres bajar?

-No.

-Es importante, es sobre América.-Lo pensé unos instantes, ambos me habían dado la espalda cuando más lo necesitaba ¿Por qué debía ser diferente de mi parte?

-Dame un mínuto.

  Comuniqué a la señora G. que bajaría por unos instantes y luego volvería, no pareció tener problema con eso, aunque en el fondo de mi corazón había deseado que lo tuviera.

 Las escaleras parecieron hacerse eternas, cada paso era un dolor en mi corazón. No quería verlo.

 Él me hacía mal.

___________

¡Hola! Y perdón, perdón, perdón, estuve totalmente sin inspiración con este capítulo, ya mismo voy a escribir el siguiente ¡Y de verdad lo siento muchisimo! Pero voy a tratar de subir el próximo capítulo esta noche o mañana por la mañana, y repito ¡Perdón! pero de verdad no pude hacer nada mejor.

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