Capítulo 1.

Capítulo 1.

{Lali} 

Coloque la última valija que me quedaba por desempacar sobre la cama. Largue todo el aire que había estado conteniendo en mis pulmones y me obligue a relajarme. Nada malo podía pasar. Todo está solucionado. Hoy comenzaría una nueva vida, junto a Angie. Lejos de Pablo... o al menos eso espero. Mi amiga entro a la habitación con una sonrisa que ocupaba gran parte de su rostro. La mire por el rabillo del ojo e intente mantenerme ocupada doblando la ropa. No quería enfrentar su mirada acusadora.

-¿Sabes que me tienes que contar, algún día, lo que ocurrió con Pablo? No digo que lo hagas ya, pero quiero saber que te hizo ese hijo de...

Al ver la cara de asco que me produjo escuchar su nombre se quedo en silencio y me miro con ojos de disculpas.

-Lo siento...- Continuo ella- No sabía que te afectaba tanto hablar de él.

-Solo... dame un poco de tiempo, ¿sí?- Dije pestañeado varias veces para no llorar- Prometo que te lo contaré, espera que yo supere toda esta situación.

Angs me abrazo sin decir una palabra. Eso era lo que necesitaba: sentir el calor de alguien conocido.

-¡Dejemos el pasado atrás! Hoy empezaremos de nuevo... sin ningún recuerdo. Estamos viviendo juntas, ese era nuestro sueño. ¡Tenemos que salir a comprar la decoración!- Hablo desesperada por apartar mi tristeza. Intente mostrarle una sonrisa, pero apuesto mi vida a que se vio como una mueca. Miro las paredes de color pastel vacías, sin nada de adornos.

-Vamos a comprar los muebles, y después, me voy a sacar un turno para el psicólogo- Dije decidida.

-Esa es mi chica.

Caminé hacía la ducha y cada músculo de mi cuerpo dolía. Me despoje de toda mi ropa y me metí debajo de las gotas de agua.

Al salir de la ducha pude ver en el espejo todo lo que Pablo me había causado. Horribles moretones. Estaban de un color oscuro y si los tocaba dolían demasiado. Puse mi mano en el vientre, tenía un gran moretón allí. Vi mi pierna, otro más, así todos ellos recorrían mi cuerpo. Me coloqué la toalla alrededor de mi cuerpo, tapando así algunas marcas que tenía en la panza pero no la de las piernas. En los brazos tenía pequeños raspones, no eran tan notorios. Y la que tenía en el ojo izquierdo la taparía con algo de maquillaje. No quiero que Angie sienta lastima por mí. Me puse mi ropa interior y me senté en la que ahora era mi cama. Volví a pararme y me observé en el espejo. Los moretones se veían espantosos, pero sanarán.

La puerta se abrió.

-Lali, te quería decir si...- Se quedo en silencio y me miro de arriba a abajo y sus ojos se cristalizaron.- ¿Esto te hizo?- Asentí, agachando mi cabeza- Te juro que lo mataré, nadie le hace esto a mi amiga.

Me abrazó cuidadosamente, teniendo miedo a lastimarme aún más. Apoyé mi cara en su pecho y lloré como nunca lo había hecho. Sentí una punzada de vergüenza recorrerme la espalda. No quería que ella me viera así, tan... demacrada.

-No quería que me vieras. No quiero que te preocupes por mí.

-Siempre me preocupo por ti, aunque no lo quieras. Tranquila, ese idiota no se te volverá a acercar.

Me acunó nuevamente en sus brazos. Luego me ayudo a terminar de cambiarme. Me dedicó una dulce sonrisa y bajamos las escaleras. Salimos camino a la mueblería. Angie se demoro en un Starbucks y yo me quedé mirando unos bellos adornos.

Mi celular comenzó a sonar.

-¿Hola?- Contesté mientras observaba un sofá color beige.

-¿Dónde estás?- Al sentir la voz detrás del teléfono mi pulso se acelero y mi respiración se volvió irregular.

-¿Qué quieres?- Intente sonar decidida.

-¿Cómo me contestas así? ¿Donde estas, mierda?

Una lágrima rodó en mi mejilla y el pasado me cayó como un balde de agua fría.

-Eso ya no importa, Pablo.

-Seguro ya te andas revolcando con otro tipo, ¿no? Siempre supe que eras una fácil. No creas que te dejare ir tan fácil.

Él hablo en tono retorcido y sentí un escalofrío recorrerme la espalda. No era tan fácil dejar la vida que había llevado por más de un año. ¿Alguna vez lograría volver a comenzar?

Quise irme de ese lugar y volver al departamento pero alguien me estaba mirando preocupado, seguramente por el número que acabo de montar.

-Lo siento... yo ya me iba.- Dije mirando el suelo apenada.

-No te preocupes. ¿Estás bien?- Asentí con mi cabeza varias veces sin levantar mi vista. Era una voz masculina. Una tierna voz... tan diferente a la de Pablo.- No, algo te pasa- Afirmo él- Mirarme- Lo repitió varias veces hasta que tuve que obedecer.

Debía tener un par de años más que yo.

-Sea lo que sea que te este sucediendo no llores, todo se va a solucionar- Continuó él- No hay mal que dure cien años...- Dijo repitiendo un viejo dicho- Ni cuerpo que lo resista.

-Nada va a estar bien- Mi voz sonó como un susurro apenas audible. Mis rodillas me flaquearon y caí derecto al piso. Él se sentó a mi lado y me abrazo dubitativo. No sé quien era pero sus brazos me reconfortaron, me hicieron sentir como hace mucho no lo hacía: protegida. 

-¿Cómo te llamas?- Me preguntó cuando yo ya estaba más calmada.

Sorbe por la nariz antes de contestar
-Mariana Esposito.

-Mi nombre es Juan Pedro Lanzani. Es un placer conocerte.

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¡Holaa! Disculpen que tarde tanto en subir la nove, pasa que nos llevaron ayer temprano a una salida con la escuela, hoy volvi, cuando quise subir no podía -.- Pero aquí ya tienen el capítuloc: MUCHISIMAS gracias a las que comentaron en la sinopsis. Si quieren que les avise en tw, dejen el suyo acá, ¿sip? Las quiero mucho

Yami